sábado, 29 de junio de 2013

Sobre la Transferencia



No les ha pasado alguna vez, que se han comportado con determinada persona (jefes, profesores, tutores, compañeros de trabajo), como antes lo hicieron con su papá, o mamá, o hermanos, o alguien significativo en sus vidas? Y entonces, han depositado en esta nueva persona, sentimientos: como amor, temor, admiración, cólera,  y expectativas: como necesidad de ser reconocido, recompensado, amado? Quizás se habrán preguntado por qué me siento tan ligado o contrariado, con esta persona, si realmente, la conozco poco? Lo que sucede es un fenómeno denominado transferencia.

1.        Qué es la transferencia ?  

La teoría de la transferencia es uno de los mayores aportes de Sigmund Freud, y pilar del tratamiento psicoanalítico.  Designa varias cosas: 


  • La función psíquica mediante la que una persona transfiere inconscientemente, y revive sus antiguos sentimientos, afectos, expectativas o deseos infantiles reprimidos, en sus vínculos nuevos.
  • La herramienta fundamental para el analista para poder conducir el tratamiento psicoanalítico.
  • La neurosis de transferencia, descrita por Freud, como momento crucial del tratamiento, en la que todos los elementos de la neurosis son actuados en la consulta, en presencia del terapeuta.
Se trata de afectos orientados originalmente hacia los padres, hermanos u otras personas significativas en la infancia, y que en la vida adulta mantienen su presencia y su efectividad psíquica, de modo que es posible transferirlos a escenarios actuales.
Freud señala que este fenómeno ocurre de manera espontánea en las relaciones entre seres humanos, pero adquiere especial relevancia en la relación terapéutica, convirtiéndose en su instrumento principal, para el cambio psíquico del paciente. Freud registró que sólo mediante la experiencia transferencial durante el tratamiento, pueden ser vencidas las resistencias psíquicas del paciente, de manera de lograr que aquello reprimido, sea aceptado por él, produciendo un cambio permanente en ese punto y su trama.

Diferenciemos la transferencia positiva y negativa:
Transferencia positiva, son los sentimientos amistosos y afectuosos hacia el terapeuta, permite el avance del tratamiento;  

Transferencia negativa, se caracteriza por la expresión de sentimientos hostiles y de enojo hacia el terapeuta. Asimismo, puede estar erotizada, es decir, “el paciente cree que desborda de amor por su terapeuta”. Se detienen las asociaciones del paciente.
  

La transferencia sobre el analista se convierte en resistencia dentro de la cura, cuando es una transferencia negativa, la que hay que hacer consciente al paciente, para cancelarla. La transferencia positiva no tiene que hacerse consciente, subsiste y es el portador del éxito del tratamiento.



2.        Ventajas y desventajas de la transferencia en la relación terapéutica
El paciente ve en el analista, un retorno –reencarnación- de una persona importante en su infancia, de su pasado, y por eso, transfiere sobre él sentimientos y reacciones, que se referían a ese arquetipo. Esta trasferencia es ambivalente, incluye actitudes positivas, y también negativas, hacia el analista.
 Ventajas 
  • Se convierte en el genuino resorte que impulsa la colaboración del paciente.
  • Si el paciente pone al analista en el lugar de su padre o madre, le otorga el poder para una “post-educación”, puede corregir desaciertos en que incurrieron los padres en su educación.
  • En la transferencia, el paciente escenifica nítidamente ante el terapeuta, un fragmento importante de su biografía, el cual hubiera sido difícil abordar. Es como si el paciente actuara ante el terapeuta, en lugar de informarle.
 Desventajas 
  • Difícilmente se puede evitar que la actitud positiva hacia el analista, se vuelva de golpe negativa, hostil. O que el paciente se siente enamorado de su terapeuta.
  • El peligro de la transferencia negativa consiste en que el paciente desconozca su naturaleza y lo considere como verdadero, como nuevas vivencias objetivas, en vez de espejamientos del pasado.
El terapeuta tiene la tarea de aclarar esa peligrosa ilusión al paciente en cada caso, de mostrarle una y otra vez, que es un espejismo del pasado lo que él considera una nueva vida real-objetiva. Y a fin de que no caiga en un estado que lo vuelva inaccesible a todo medio de prueba, el terapeuta procura que ni el enamoramiento ni la hostilidad alcancen una dimensión extrema. Se lo consigue si desde temprano se prepara al paciente para estas posibilidades, y no se dejan pasar sus primeros indicios. Este cuidado en el manejo de la transferencia suele ser ricamente recompensado.
  
 3.        Transferencia: importante concepto que merece un poco de historia
1905
Freud define que transferencias son nuevas ediciones de los impulsos y fantasías que surgen durante el curso del análisis; su característica es la de reemplazar a una persona anterior por la persona del terapeuta: se revive una serie completa de estados psicológicos, no como algo perteneciente al pasado, sino aplicable a la persona del terapeuta en el momento presente. Algunas de estas transferencias tienen un contenido que difiere de aquél de su modelo, tan solo en la sustitución de la persona: son nuevas ediciones o reimpresiones.
1909
Hasta aquí la transferencia había sido como un fenómeno clínico que podía actuar como resistencia al trabajo analítico. En 1909, Freud hace la primera mención de la transferencia como agente terapéutico: podía desempeñar “una parte decisiva en traer convicción no solamente al paciente, sino también al analista”. Entre 1916-1917 Freud señaló que la transferencia está presente en el paciente desde el comienzo del tratamiento, y por un tiempo, es el motivo más poderoso de su progreso.
1912
Freud habla de transferencias positivas y negativas.Freud sugirió que las características particulares de la transferencia de un paciente emanan de los rasgos específicos de su neurosis, y no son simplemente el resultado del proceso analítico e iguales en todos ellos.
1914
Freud introdujo el concepto de Neurosis de Transferencia: forma en la cual las relaciones tempranas que eran componentes de la neurosis misma, moldeaban también el patrón dominante de los sentimientos del paciente hacia el psicoanalista.
1920
Freud amplía este concepto: el paciente en análisis se siente obligado a repetir el material reprimido y vivirlo con actualidad contemporánea en vez de recordarlo como algo perteneciente al pasado (como quisiera el terapeuta). Estas reproducciones que emergen con exactitud tan indeseada, siempre tienen como objeto alguna porción de vida sexual infantil, y son actuadas invariablemente en la esfera de la transferencia del paciente en relación con el terapeuta è la neurosis anterior ha sido reemplazada ahora por una nueva  “neurosis de transferencia”. La repetición del pasado en forma de transferencias contemporáneas fue vista por Freud como la consecuencia de la compulsión a repetir.

4.        Transferencia como vínculo intersubjetivo

La transferencia también puede comprenderse como un vínculo intersubjetivo entre analista y analizado. La intersubjetividad es un concepto que implica la capacidad  de los seres humanos de  compartir su subjetividad. El psicoanálisis contemporáneo  comprende la intersubjetividad,  en tanto reconocimiento de la subjetividad de sí mismo y de la subjetividad del otro.

Y qué es subjetividad ?
 Lo podemos entender como lo relativo a nuestro modo de pensar o de sentir, y que está influenciado por nuestras vivencias personales.
  


A manera de conclusión

Freud afirma que el tratamiento psicoanalítico no crea la transferencia, sino que la descubre, la hace visible, igual que a otros procesos psíquicos ocultos. La transferencia existe fuera y dentro del análisis, la única diferencia es que en el análisis, se detecta y se hace consciente. De esta forma la transferencia se va desarrollando y descubriendo continuamente; y Freud concluye: “la transferencia, destinada a ser el máximo escollo para el psicoanálisis, se convierte en su auxiliar más poderoso, cuando se logra colegirla en cada caso, y traducírsela al paciente”.

Bibliografía
Freud Sigmund, Obras completas, Tomo 12, “Sobre la dinámica de la Transferencia”, 1912
------------------    Esquema del Psicoanálisis, tomo 23, “La técnica psicoanalítca”, 1940
Sandler, Joseph y otros, “El paciente y el analista”, 1973
Etchegoyen, Horacio “Fundamentos  de la técnica psicoanalítica”, 2009
Laplanche, Diccionario de Psicoanalisis.
Valls, Diccionario Freudiano
Adaptación del trabajo presentado en el curso Técnica y Supervisión 2° año, dictado por el profesor Alvaro Rey de Castro, en la formación de Psicoterapia Psicoanalítica, CPPL, 2011.

martes, 30 de abril de 2013


A veces, a las personas recurrentemente  estresadas, impacientes o con poca tolerancia, se las suele llamar neuróticas. También es el apelativo, que se le da a abuelas y mamás cuando llaman la atención por algo en que están en desacuerdo, dando sus razones insistentemente, una y otra vez; o la denominación que se da a aquellas personas que tienen alguna conducta extrema, como el orden y la limpieza excesivos.
 

Hacia un entendimiento de la Neurosis

Una explicación profunda de lo que es la Neurosis es la que postula Sigmund Freud, quien sostiene que es un modo de funcionamiento u organización mental. Propone una clasificación psicoanalítica para los diferentes modos de funcionamiento o estructuras de la personalidad: Neurosis, Psicosis y Trastornos límite (bordeline).
Jean Bergeret, psicoanalista francés, define estos modos de funcionamiento de la personalidad como estructuras de base, es­ta­bles y de­fi­ni­ti­vas, e indica y que hay que distinguirlas de lo que es parte de una simple dis­po­si­ción móvil y ma­lea­ble. Las estructuras son modos de organización, relativamente estables, de los procesos mentales como: organización del psiquismo en un aparato psíquico (Ello, Yo, Superyo). Dentro de las estructuras hay sub-estructuras: defensas,  relaciones objetales interiorizadas,  y desde el punto de vista dinámico, dentro de las estructura, hay conflictos.
La Estructura es un ordenamiento interno, un orden orientado hacia una finalidad, que es la de estabilizar el psiquismo actuando como mediadora entre los distintos factores etiológicos: genes, historia, ambiente, etc. Este ordenamiento puede ser normal o patológico, que se configura como un modo permanente y profundo de resolver las situaciones conflictivas a las cuales está siempre expuesto el psiquismo.
Según el Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis:
  •  Neurosis, es la afección mental, cuyos síntomas son la expresión simbólica de un conflicto psíquico, que tiene sus raíces en la historia infantil del sujeto, y constituyen compromisos entre el deseo y su prohibición.
  • Psicosis, es la perturbación de la relación libidinal con la realidad, siendo la mayoría de los síntomas manifiestos, especialmente los delirios, tentativas secundarias de restauración del lazo con la realidad.
Por qué se genera  la Neurosis?
La Neurosis nace de la incapacidad de tramitar el vivenciar infantil. El conflicto neurótico es la pugna entre impulsos que tienden a su descarga, y las fuerzas psíquicas que se oponen a ella. Es la consecuencia del fracaso del YO en llevar a cabo su labor de síntesis e integración en los 3 distintos frentes en que ésta debe realizarse (ver diagrama de Dinámica de la Neurosis):  
  • Impulsos instintivos que provienen del Ello
  • Exigencias normativas y prohibitivas del Superyo, y
  • Presiones de la realidad externa
La Neurosis es una reacción particular del Yo frente a las exigencias pulsionales del Ello. Bajo la influencia del Superyo, el Yo intenta defenderse contra los impulsos prohibidos por aquél, de una manera característica para cada tipo de neurosis. El motivo de esta defensa es la angustia que origina la pulsión instintiva peligrosa. Siendo el Yo demasiado débil para manejar adecuadamente las enérgicas pulsiones libidinosas y agresivas, queda abrumado por la ansiedad  que las mismas despiertan, y esto le obliga a utilizar todos los mecanismos de defensa posibles.
La ansiedad ante la cual el Yo del niño tiene que defenderse, es la ansiedad de muerte originada por los impulsos destructivos que operan dentro de su organismo. Es un proceso: las reacciones agresivas ante la insatisfacción de las necesidades vitales como el hambre, van con sensaciones corporales que acompañan el llanto rabioso, lo que produce en el niño un intenso displacer. En estos momentos, parece que todo su organismo queda a merced de la agresividad, que en un principio, iba dirigida hacia el exterior. Por otro lado, la proyección de  la agresividad hacia el exterior, da lugar a que el objeto (externo) sea sentido como agresivo y peligroso. Por ello, al ser introyectado de nuevo, se convierte en un objeto malo internalizado, que amenaza y destruye desde adentro. Cuando las necesidades internas no se satisfacen, el objeto del que tiene que venir la gratificación es sentido como agresor, más aún, como idéntico a la necesidad y el dolor internos.
Existen 4 condiciones fundamentales de ansiedad, correspondientes a distintas etapas del desarrollo:

  • ansiedad por la pérdida del objeto: primer período de vida, total impotencia por parte del niño.
  • ansiedad por la pérdida de amor del objeto: el niño ya reconoce a los objetos como una totalidad, y experimenta necesidad de amor y cuidado de éstos.
  • ansiedad de castración, fase edípica, el niño teme ser agredido por los objetos convertidos en malos y vengativos a causa de sus impulsos destructivos, incestuosos.
  • ansiedad por el aprecio del Superyo, el SYO representa las expectativas de los padres para con el niño.
Asimismo, hay otros factores en la causalidad de la Neurosis:
  • Naturaleza biológica: Disposición pulsional, con las reacciones insuficientes del YO ante los peligros que derivan de las pulsiones instintivas
  • Naturaleza Social: Condiciones exteriores, actitud de los padres, exigencias y reglas coactivas de la sociedad en general.
El fracaso del Yo se manifiesta en el neurótico, por sufrimiento psíquico, y en ocasiones sufrimiento físico, por una disminución de la efectividad funcional y del desarrollo de sus aptitudes, por una incapacidad para alcanzar la satisfacción de los impulsos instintivos, e incapacidad para establecer adecuadas relaciones interpersonales.

En el siguiente cuadro se plasma cómo se da este proceso:

  

Y qué pasa después del fracaso del YO ante esta pugna de fuerzas ?
Lo intolerable es desalojado de la conciencia formando un grupo psíquico separado: el Inconsciente. Se da una disociación entre grupos de representaciones: se instala un corte en la vida psíquica, el grupo de representaciones insoportables para el YO, por acción de la defensa, se va al Inconsciente.
La defensa tiene como premisa producir destinos diferentes de la relación representación/afecto: se trata de lograr debilitar la representación, despojándola de su afecto, de la magnitud del estímulo que trae; para hacer inofensivo su carácter penoso para el YO è La representación es reprimida.
El curso clínico de una Neurosis es : 
  • Una experiencia sexual infantil traumática, ya sea real o fantaseada, tengamos en cuenta que para la Neurosis vale más la realidad psíquica que la realidad material.
  • La represión de dicha experiencia, cuya remomeración a posteriori suscita un síntoma primario
  • Un período de salud aparente o defensa eficaz
  • Una fase de retorno de lo reprimido
Lo reprimido no está a disposición de la conciencia pero perdura y por eso es actualizado en otro tiempo, generalmente después de la pubertad. Un punto importante: No es el acontecimiento lo que produce la formación de síntoma, sino su recuerdo, y para ser más precisos, cómo se interpreta ese recuerdo.

Qué significa Represión, no se solucionó todo con ella?
La Represión es la operación por medio de la cual el sujeto intenta rechazar o mantener en el inconsciente representaciones: pensamientos, imágenes, recuerdos ligadas a una pulsión que produce placer, pero que también produce displacer, por ser prohibida (ejemplo: incesto). Su esencia consiste en rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado de ella. La condición para la Represión es que el motivo de displacer cobre un poder mayor que el placer de la satisfacción.
La represión exige un gasto de fuerza constante, si cejara, peligraría su resultado, haciéndose necesario un nuevo acto represivo. Lo reprimido ejerce una presión contínua en dirección a lo conciente, el equilibrio debe mantenerse con una contrapresión incesante. El mantenimiento de una represión, supone gasto continuo de fuerza. Cuando la represión falla, retorna lo reprimido a través de síntomas, sueños, actos fallidos.
Cómo y cuándo aparecen los síntomas?
Los síntomas neuróticos son productos del YO, se crean cuando éste fracasa en su intento de mediar entre los impulsos instintivos, la realidad externa y el Super Yo. En el síntoma neurótico el YO se enfrenta al impulso erótico y al impulso destructivo, pero al mismo tiempo intenta satisfacerlos de alguna manera.
El síntoma es una creación doble: tiende a gratificar las pulsiones del Ello, y también a rechazarlas de acuerdo con las prohibiciones del Superyo. Desde el punto de vista de la presión pulsional: el síntoma representa una afirmación y una negación de los impulsos reprimidos. Desde el punto de vista del YO, es un rechazo de los mismos. El síntoma es un compromiso.
La función de integración y síntesis propia del Yo continúa ejerciéndose en las Neurosis. El Yo se esfuerza en ser mediador entre las tendencias opuestas, fin de escapar al peligro de una quiebra total de la personalidad. El Yo une en un solo fenómeno 2 tendencias opuestas, una que busca la descarga, y la otra que se opone. En toda Neurosis el Yo está dividido, en contraposición a la síntesis que es la tendencia fundamental del Yo.
Pueden traerme los síntomas, que me hacen sufrir, algún beneficio?
El síntoma es un compromiso entre las fuerzas represoras y reprimidas, es el intento del Yo, por mantener un mínimo de cohesión y armonía psíquica. En el síntoma del neurótico, se obtiene una satisfacción, aunque parcial y limitada, de los impulsos reprimidos, es el beneficio primario de la enfermedad, es decir, hay una satisfacción enmascarada de la pulsión reprimida. Es el sustituto mediante el cual se materializa la satisfacción o se defiende de ella. Freud lo define como un producto deformado de una realización de deseos libidinosos o agresivos inconscientes.
En el síntoma se expresa también la necesidad de sufrir, existe la tendencia a la autopunición. El sufrimiento que proporciona la Neurosis expía la culpa originada en la satisfacción de lo reprimido que se obtiene gracias al síntoma, y al mismo tiempo, representa una manera de sobornar al Super Yo para que éste permita tal forma de satisfacción.
El beneficio secundario es una ganancia narcisista. En la Neurosis el yo está dividido, provoca dolor, displacer, debilita al Yo y hiere su narcisismo, al contradecir las tendencias a la unificación, conciliación, armonización y realización de síntesis. Por ello, el Yo se esfuerza en asimilar los síntomas, y en reintegrar a su organización la parte regresiva de sí misma. Se desarrolla una simbiosis entre el síntoma y el Yo, gracias a la cual el Yo encuentra satisfacción narcisista en ser capaz de restaurar de nuevo el equilibrio psíquico e integrar de alguna forma las distintas energías psíquicas del organismo.
El síntoma está lo suficiente lejos de la idea que le dio origen y lo suficiente cerca para que tenga sentido. Algunas consideraciones importantes del sentido de los síntomas, sueños o actos fallidos: 
  • No son las vivencias mismas las que poseen el efecto traumático, sino sólo su reanimación como recuerdo, después que la persona ha ingresado en la madurez sexual. Las vivencias ejercen su efecto, por despertar la huella mnémica de esos traumas de la infancia.
  • La formación del síntoma cumple una función en nuestra economía psíquica, por lo que es riesgoso forzar su levantamiento, si no hay un trabajo analítico previo.
  • Que el síntoma tenga un sentido nos permite significarlo a través de la interpretación.
Qué caminos encuentra la defensa del YO para protegerse de los impulsos perturbadores?
La elección del camino está en función del desarrollo de la libido. Freud identifica tres caminos que llevan a tres tipos de Neurosis, en las tres se trata de la defensa contra el Complejo de Edipo (ver artículo “Somos seres sexuales?”, en el mismo blog):
  • Conversión para la Histeria Conversiva: la representación insoportable se traspone al cuerpo, “se olvida” el suceso patógeno y se excluye de la memoria. La conversión traspuesta al cuerpo, puede ser total o parcial, y sobrevendrá como inervación motriz o sensorial que mantenga un nexo, íntimo o laxo, con la vivencia traumática.
  • Desplazamiento para la Neurosis Obsesiva: la representación debilitada queda apartada de toda asociación en la conciencia, el suceso patógeno no es olvidado pero sí “aislado”, no tiene eficacia. El afecto libre se adhiere a otras representaciones no intolerables en sí, que a través del falso enlace, se convierten en representaciones obsesivas. Los síntomas que se generan por esta represión son: escrúpulos de la conciencia moral, vergüenza, desconfianza de sí mismo. El obsesivo se comporta bajo el imperio del sentimiento inconsciente de culpa, se sacrifica a su culpa.  Difícilmente estas personas pueden evitar las críticas de su Superyo, aparecen nuevos síntomas o restricciones encaminados al autocastigo, que significan satisfacciones masoquistas.
  • Transposición de afectos para la Histeria de Angustia: Fobias: el afecto de angustia intolerable, inexplicable para el paciente, se enlaza, por leyes de asociación, a otra representación o idea que la sustituye, ante cuya presencia en la percepción surge el ataque de angustia. Una represión como el caso de la fobia a los animales es un fracaso, porque consistió solo en eliminar y sustituir la representación original, pero el ahorro de displacer no se consiguió.
Bibliografía

Freud, Sigmund, Primeras publicaciones psicoanalíticas, Tomo III, “Las Neuropsicosis de Defensa”, 1894
-----------------------------------------------, “Nuevas Puntualizaciones sobre las Neuropsicosis de Defensa”, 1896
Freud, Sigmund, “Conferencias de introducción al psicoanálisis”, Conferencia 19, “Resistencia y Represión” 1916
Bergeret, Jean, La personalidad normal y patológica, “Las grandes estructuras de base”, 1974
Coderch Juan, Psiquiatría Dinámica, Capítulo IV, Las Neurosis
Baumgart Amalia, Lecciones introductorias de Psicopatología, Capítulo VII La Neurosis.Campo Clínico. Nosología Freudiana. Series Complementarias
Laplanche, Diccionario de Psicoanalisis.

Trabajo presentado en el curso Psicopatología 1° año, dictado por la profesora Yenny Lloret de Fernández, en la formación de Psicoterapia Psicoanalítica, CPPL, 2010.

sábado, 2 de marzo de 2013

¿Somos seres sexuales?


Era la pregunta que me hacía Mabel, con cierta ansiedad. Ella tiene un bebé de varios meses de nacido, está preocupada porque tiene dificultades en destetarlo, y también preocupada porque su otro niño, que había logrado dejar los pañales, ha regresado a ellos; y una tercera hija, más grandecita, está teniendo un comportamiento hostil hacia ella y una demanda excesiva hacia su papá. Esta conversación me motivó a hablarles del desarrollo libidinal, concepto pilar en la teoría freudiana, y que podría darnos algunas luces de lo que está viviendo Mabel.
Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, postula que la sexualidad está en toda la vida, y abarca todo el cuerpo. Propone la existencia de sexualidad en la infancia, a través del modelo de “Desarrollo Libidinal y Organizaciones Sexuales”. En este modelo organiza el desarrollo en fases, e indica que en cada una de ellas, prima la atención del niño hacia una zona erógena del cuerpo, que es la fuente de la pulsion libidinal durante esa etapa. Por otro lado, afirma que para el ser humano, sus padres (objetos primarios), devienen el foco de su energía pulsional, y que en la evolución de su sexualidad, deben encontrar un objeto sexual exogámico: deben realizar el cambio de los padres a un objeto externo, y encontrar una meta sexual: la reproducción.
La sexualidad infantil, no tiene centramiento ni organización, sus pulsiones parciales tienen iguales derechos y cada una persigue, por cuenta propia, el logro de placer. Tengamos en cuenta que, a pesar que la satisfacción está enfocada en una zona erógena, no es de la misma forma que en la sexualidad del adulto, ya que el niño es sexualmente inmaduro aún. Los fines son diferentes: no conduce a relaciones sexuales. Sexualidad y genitalidad no coinciden. La sexualidad está en toda la vida, abarca todo el cuerpo, mientras que genitalidad va desde la pubertad, es la unión de genitales con fines reproductivos.
Entendamos entonces, qué son la pulsiones y qué es la libido? Freud define la pulsión como:
  • Empuje interno, energía que el sujeto no puede detener. Es una necesidad que sólo puede ser cancelada con la satisfacción.
  • Representante mental de estímulos orgánicos, es fuerza mental: unidad de motivación más primitiva.
  • Estímulo psíquico que parte de la necesidad corporal y que produce emociones.
  • Es inconsciente
Inicialmente, llamó libido a la energía de la pulsión sexual, luego amplió el concepto para abarcar a la energía productiva y vital de todo ser humano. Los seres humanos tenemos Pulsiones de Vida (Eros): construyen, unen, sintetizan, y Pulsiones Agresivas (Tánatos): desligan, rompen, destruyen.
  

Desarrollo de la sexualidad infantil


Se da en fases o etapas. En general, presenta las siguientes características:
  • Se realiza en dos tiempos, “acometida en dos tiempos”: inicio de la vida a 5 años aproximadamente (queda en la amnesia infantil) y Pubertad: se instaura el primado de los genitales.
  • Aparece apuntalándose en la satisfacción de las grandes necesidades orgánicas, como la alimentación: pulsión de autoconservación.
  • Se comporta de manera autoerótica, busca y encuentra sus objetos de satisfacción, en el propio cuerpo (zonas erógenas).
  • Las pulsiones son parciales, no están centradas en el reconocimiento TOTAL del objeto

Fase Oral  (desde el nacimiento al primer año de vida) 

El deseo de la oralidad es incorporar objetos, se imagina unido a ellos. El niño se lleva a la boca todo lo que le interesa, y el placer de “tener” se confunde, para él, con el placer de “ser”. El primer objeto del bebé es la madre, y sólo tiene conciencia del mundo exterior a través de sus propias percepciones internas de tensión y relajación: él no se distingue a sí mismo de los demás.

El niño responde a una frustración, mordiendo, para desquitarse: pulsión agresiva. El destete es el conflicto unido a la resolución de la fase oral. Es un traumatismo, porque es vivido por el bebé como una consecuencia de su agresión (aparición de dientes, mordiscos). El destete deja en el psiquismo humano la huella permanente de la relación primera con la que convivirá siempre.
Fase Anal (segundo año de vida)

Lo que se ve nítido, a raíz de la recepción de alimento, se repite en parte en las excreciones. El bebé tiene sensaciones placenteras cuando vacía su vejiga y sus intestinos. Las heces son consideradas por el niño como una parte de su propio cuerpo que él puede, “por una decisión voluntaria”, diferir su expulsión o conservarlo dentro, retenerlo.
La conquista del control de esfínteres permite al niño descubrir la noción de su “propiedad privada” (sus defecaciones, que él da o no da), de su “poder” (sobre su propio cuerpo;  poder afectivo sobre su madre, a la que él puede recompensar o frustrar a la vez), descubrimiento que va en paralelo al sentimiento de omnipotencia que experimenta al controlar oponiéndose a la madre, en resumen de poseer. Todo objeto de su deseo es cualquier cosa sobre la cual él ejerce derechos.
El niño tiene actitud contradictoria hacia sus materias fecales, y sirve de modelo a sus relaciones con los demás. Los objetos exteriores podrán ser:

  • Eliminados, suprimidos, expulsados, es decir, destruidos
  • Introyectados intensamente, es decir, guardados como objetos de apropiación, retenidos como una posesión preciosa y querida.


Fase Fálico-Castrado (del tercer al quinto año de vida)

Aparece la angustia de castración: reacción afectiva por la observación de la ausencia de pene en la niña, lo que provoca en el niño, miedo fantasioso de perder el pene, y en la niña, el deseo de adquirirlo. Ambos manifiestan diferentes comportamientos:
  El niño:
  • Sobreinviste el pene de forma libidinal, se satisface sexualmente (masturbación y sus fantasías)
  • Tiene tendencias exhibicionistas: convierte al pene en símbolo de valoración narcisística de sí mismo
  • Aparece angustia, por la Ley de Talión: el órgano que ha pecado (masturbación) debe ser castigado
La niña:
  • Al descubrir que no tiene pene, después de un período de negación y esperanza, se ve forzada a aceptar la ausencia. Se trata de una profunda herida narcisística, sentimiento de inferioridad en lo corporal y genital.
En ambos existe:
  • Identificación y deseos amorosos hacia un padre, y rivalidad hacia el otro
  • Conflicto amor/odio/envidia/competencia
  • Temor a pérdida de amor del padre rival 

Complejo de Edipo

El Complejo de Edipo se da en la fase fálica. Es un conflicto sexual inscrito en una problemática de tres personajes: niño, padre y madre. Comienza cuando uno de los padres se torna rival: amor a la madre y rivalidad al padre, o viceversa. Tengamos presente  que no se trata de una simple rivalidad amorosa. Termina cuando el padre instaura una ley fundamental: prohibición del incesto (condición mínima y universal para que una cultura se diferencia de la naturaleza). El Edipo queda reprimido, y marca el fin de la sexualidad infantil.
Para el niño, el Edipo termina abruptamente, por la amenaza de castración y visión de la niña que le confirma la amenaza. Para la niña, el primer objeto de amor es la madre, y primero vive el Edipo con ella. Arriba al Complejo de Edipo con el padre más tarde que el niño. La niña rompe con la madre bajo el signo de la hostilidad (existe ambivalencia y rivalidad, que se desplaza a otras mujeres), y por varias fantasías:
  • Mamá no me alimentó lo suficiente
  • Mamá me hizo compartir el amor con otros hermanos
  • Mamá me sedujo con aseos, y luego me prohíbe que me toque
  • Me dotó del genital incorrecto, no me hizo varón.
Va a buscar en el padre lo que la madre no le dio, en una ecuación simbólica: pene-bebé. El padre también la decepciona, porque no le va a dar un hijo.
Con la resolución del CE, las elecciones objetales son regresivamente reemplazadas por identificaciones (lo que implica el deseo de parecerse a alguien: ej. el niño que imita las características del padre). Esta regresión es un progreso porque la solución  o abandono del CE implica liberación de energía que se vuelca a la adquisición de bagaje intelectual, incluso queda parte que será reinvestida sobre nuevos objetos.
Latencia (6,7,8-12 años)
Se ingresa a la Latencia, al final del Edipo, ante la realidad de la imposibilidad de la satisfacción pulsional, (externa: la ley del padre-represión, interna: inadecuación antipuberal), por formaciones reactivas (lo que antes parecía placentero, ahora produce asco, vergüenza), y, por combinación de procesos biológicos, influencias de la cultura, desarrollo del Yo y Superyó.
Pubertad-Genitalidad (12 años hasta adultez)
En la pubertad, se da una reviviscencia pulsional masiva è se  re-sobreactivan las pulsiones agresivas y de la libido. Las tendencias infantiles reaparecen con fuerza. Se intensificación la pulsiones edípicas. La pubertad es la última oportunidad del adolescente para resolver espontáneamente el conflicto edípico.
Se presenta una crisis narcisística y de identificación: dudas angustiantes sobre la autenticidad de sí mismo, del cuerpo, del sexo. El varón continúa atribuyendo poder narcisístico al pene. En la niña se da un cambio de dirección, con tendencia a transferir el interés sobre los órganos genitales al cuerpo entero: belleza, peso, vestimenta.
La masturbación, es la única salida posible de las necesidades sexuales, necesidad Imperiosa, pero reprobada, originando sentimientos de culpa. El joven se aisla y se comporta como un extraño con su familia: rebelión contra la autoridad. Se da una gradual separación de los padres y conexión con otros adultos y pares que se transforman en nuevas influencias intelectuales, sociales, etc. Esto lleva aparejada una modificación incipiente de la imagen de los padres, cuestionamiento y abandono de la creencia en su omnipotencia, y nuevos procesos identificatorios.
 

A manera de conclusiones: 

  • El niño tiene una vida sexual de índole parcial, persigue la ganancia de placer como meta autónoma, pero no tiene la meta de la reproducción. La ruptura y el punto de viraje en el desarrollo de la vida sexual se halla en su subordinación a los propósitos de la reproducción.
  • Freud considera al Complejo de Edipo como el nódulo de la Neurosis, porque implica el atravesamiento y el desligamiento de vínculos y expectativas.
  • Superar las tendencias edípicas representa una condición preliminar para el acceso a la sexualidad adulta normal, mientras que quedar fijado inconscientemente a ellas, es la piedra angular de la Neurosis (cuando fijaciones arcaicas fuertemente investidas, al padre y/o madre, se reproducen sobre otro hombre o mujer, aparece la neurosis).
  • El padre separa la fusión del niño con la madre.
  • La castración es un operador muy importante porque resignifica las pérdidas del pene (varón) o del amor del objeto (mujer), y específicamente porque introduce los cortes necesarios que tiene que hacer cada sujeto para advenir a su posicionamiento sexual. Si hay excesivo apego a los objetos primarios (padres), no se produce el corte necesario para elegir algún objeto  fuera de los objetos edípicos.
  • La gran labor del ser humano es desligarse de sus objetos primarios, dejar de ser un niño, abandonar la satisfacción autoerótica y elegir un objeto heterosexual y exogámico, convertirse en miembro de la sociedad.  

Qué le diría finalmente a Mabel?
  • Disfrutemos del proceso de desarrollo de nuestros hijos. Si presentan alguna curiosidad que nos parece extraña, o algún retroceso en su accionar, permitámonos no angustiarnos tanto. El camino del desarrollo está lleno de avances y retrocesos, de descubrimientos y desengaños.
  • Abracemos, besemos  y acariciemos a nuestros hijos, gran alimento afectivo para ellos, siempre con el respeto que corresponde, y con la conciencia de que “somos seres sexuales”.

A manera de resumen:


Como hemos apreciado, la sexualidad infantil va transformándose hasta quedar subordinada a la genitalidad. Cada zona erógena constituye una etapa. La libido se organiza de manera diferenciada en relación  con las diferentes  zonas erógenas según las edades.  En el siguiente cuadro podemos apreciar un resumen de las características de las tres primeras fases del desarrollo libidinal. Las dos primeras, oral y anal, se centran en el autoerotismo. 

* Fijación: Pensamiento, deseo o comportamiento asociado a placer o dolor que sigue siendo emocionalmente significativo para una persona. La fijación perturba el desarrollo. Se da por exceso de placer (seguridad de la gratificación) o por déficit (necesidad de conseguir lo que no me dieron). Cuando hay fijación, puede haber estancamiento en alguna fase del desarrollo libidinal.

Bibliografía
Freud, Sigmund, “Tres ensayos de teoría sexual”, 1901-1905.
Freud, Sigmund, “Conferencias de introducción al psicoanálisis”, 1916.
--------------------   Conferencia 20, “La vida sexual de los seres humanos”
--------------------   Conferencia 21, “Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales”
--------------------   Conferencia 22, “Perspectivas sobre el desarrollo y la regresión”
Bergeret, Jean, Manual de Psicología Patológica, “Estadios Pre-Genitales” y “Estadios Genitales”, 1975.
Urribarri Rodolfo, Los adolescentes hoy, “Descorriendo el velo. Sobre el trabajo de latencia”, 1999
Trabajo presentado en el curso Metapsicología I, dictado por la psicoanalista Liliana Granel, en la formación de Psicoterapia Psicoanalítica, CPPL, 2010.
“Concepción del Psiquismo”, curso dictado por la psicoanalista Graciela Cardó, en la formación de Psicoterapia Psicoanalítica, CPPL, 2011.