sábado, 2 de marzo de 2013

¿Somos seres sexuales?


Era la pregunta que me hacía Mabel, con cierta ansiedad. Ella tiene un bebé de varios meses de nacido, está preocupada porque tiene dificultades en destetarlo, y también preocupada porque su otro niño, que había logrado dejar los pañales, ha regresado a ellos; y una tercera hija, más grandecita, está teniendo un comportamiento hostil hacia ella y una demanda excesiva hacia su papá. Esta conversación me motivó a hablarles del desarrollo libidinal, concepto pilar en la teoría freudiana, y que podría darnos algunas luces de lo que está viviendo Mabel.
Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, postula que la sexualidad está en toda la vida, y abarca todo el cuerpo. Propone la existencia de sexualidad en la infancia, a través del modelo de “Desarrollo Libidinal y Organizaciones Sexuales”. En este modelo organiza el desarrollo en fases, e indica que en cada una de ellas, prima la atención del niño hacia una zona erógena del cuerpo, que es la fuente de la pulsion libidinal durante esa etapa. Por otro lado, afirma que para el ser humano, sus padres (objetos primarios), devienen el foco de su energía pulsional, y que en la evolución de su sexualidad, deben encontrar un objeto sexual exogámico: deben realizar el cambio de los padres a un objeto externo, y encontrar una meta sexual: la reproducción.
La sexualidad infantil, no tiene centramiento ni organización, sus pulsiones parciales tienen iguales derechos y cada una persigue, por cuenta propia, el logro de placer. Tengamos en cuenta que, a pesar que la satisfacción está enfocada en una zona erógena, no es de la misma forma que en la sexualidad del adulto, ya que el niño es sexualmente inmaduro aún. Los fines son diferentes: no conduce a relaciones sexuales. Sexualidad y genitalidad no coinciden. La sexualidad está en toda la vida, abarca todo el cuerpo, mientras que genitalidad va desde la pubertad, es la unión de genitales con fines reproductivos.
Entendamos entonces, qué son la pulsiones y qué es la libido? Freud define la pulsión como:
  • Empuje interno, energía que el sujeto no puede detener. Es una necesidad que sólo puede ser cancelada con la satisfacción.
  • Representante mental de estímulos orgánicos, es fuerza mental: unidad de motivación más primitiva.
  • Estímulo psíquico que parte de la necesidad corporal y que produce emociones.
  • Es inconsciente
Inicialmente, llamó libido a la energía de la pulsión sexual, luego amplió el concepto para abarcar a la energía productiva y vital de todo ser humano. Los seres humanos tenemos Pulsiones de Vida (Eros): construyen, unen, sintetizan, y Pulsiones Agresivas (Tánatos): desligan, rompen, destruyen.
  

Desarrollo de la sexualidad infantil


Se da en fases o etapas. En general, presenta las siguientes características:
  • Se realiza en dos tiempos, “acometida en dos tiempos”: inicio de la vida a 5 años aproximadamente (queda en la amnesia infantil) y Pubertad: se instaura el primado de los genitales.
  • Aparece apuntalándose en la satisfacción de las grandes necesidades orgánicas, como la alimentación: pulsión de autoconservación.
  • Se comporta de manera autoerótica, busca y encuentra sus objetos de satisfacción, en el propio cuerpo (zonas erógenas).
  • Las pulsiones son parciales, no están centradas en el reconocimiento TOTAL del objeto

Fase Oral  (desde el nacimiento al primer año de vida) 

El deseo de la oralidad es incorporar objetos, se imagina unido a ellos. El niño se lleva a la boca todo lo que le interesa, y el placer de “tener” se confunde, para él, con el placer de “ser”. El primer objeto del bebé es la madre, y sólo tiene conciencia del mundo exterior a través de sus propias percepciones internas de tensión y relajación: él no se distingue a sí mismo de los demás.

El niño responde a una frustración, mordiendo, para desquitarse: pulsión agresiva. El destete es el conflicto unido a la resolución de la fase oral. Es un traumatismo, porque es vivido por el bebé como una consecuencia de su agresión (aparición de dientes, mordiscos). El destete deja en el psiquismo humano la huella permanente de la relación primera con la que convivirá siempre.
Fase Anal (segundo año de vida)

Lo que se ve nítido, a raíz de la recepción de alimento, se repite en parte en las excreciones. El bebé tiene sensaciones placenteras cuando vacía su vejiga y sus intestinos. Las heces son consideradas por el niño como una parte de su propio cuerpo que él puede, “por una decisión voluntaria”, diferir su expulsión o conservarlo dentro, retenerlo.
La conquista del control de esfínteres permite al niño descubrir la noción de su “propiedad privada” (sus defecaciones, que él da o no da), de su “poder” (sobre su propio cuerpo;  poder afectivo sobre su madre, a la que él puede recompensar o frustrar a la vez), descubrimiento que va en paralelo al sentimiento de omnipotencia que experimenta al controlar oponiéndose a la madre, en resumen de poseer. Todo objeto de su deseo es cualquier cosa sobre la cual él ejerce derechos.
El niño tiene actitud contradictoria hacia sus materias fecales, y sirve de modelo a sus relaciones con los demás. Los objetos exteriores podrán ser:

  • Eliminados, suprimidos, expulsados, es decir, destruidos
  • Introyectados intensamente, es decir, guardados como objetos de apropiación, retenidos como una posesión preciosa y querida.


Fase Fálico-Castrado (del tercer al quinto año de vida)

Aparece la angustia de castración: reacción afectiva por la observación de la ausencia de pene en la niña, lo que provoca en el niño, miedo fantasioso de perder el pene, y en la niña, el deseo de adquirirlo. Ambos manifiestan diferentes comportamientos:
  El niño:
  • Sobreinviste el pene de forma libidinal, se satisface sexualmente (masturbación y sus fantasías)
  • Tiene tendencias exhibicionistas: convierte al pene en símbolo de valoración narcisística de sí mismo
  • Aparece angustia, por la Ley de Talión: el órgano que ha pecado (masturbación) debe ser castigado
La niña:
  • Al descubrir que no tiene pene, después de un período de negación y esperanza, se ve forzada a aceptar la ausencia. Se trata de una profunda herida narcisística, sentimiento de inferioridad en lo corporal y genital.
En ambos existe:
  • Identificación y deseos amorosos hacia un padre, y rivalidad hacia el otro
  • Conflicto amor/odio/envidia/competencia
  • Temor a pérdida de amor del padre rival 

Complejo de Edipo

El Complejo de Edipo se da en la fase fálica. Es un conflicto sexual inscrito en una problemática de tres personajes: niño, padre y madre. Comienza cuando uno de los padres se torna rival: amor a la madre y rivalidad al padre, o viceversa. Tengamos presente  que no se trata de una simple rivalidad amorosa. Termina cuando el padre instaura una ley fundamental: prohibición del incesto (condición mínima y universal para que una cultura se diferencia de la naturaleza). El Edipo queda reprimido, y marca el fin de la sexualidad infantil.
Para el niño, el Edipo termina abruptamente, por la amenaza de castración y visión de la niña que le confirma la amenaza. Para la niña, el primer objeto de amor es la madre, y primero vive el Edipo con ella. Arriba al Complejo de Edipo con el padre más tarde que el niño. La niña rompe con la madre bajo el signo de la hostilidad (existe ambivalencia y rivalidad, que se desplaza a otras mujeres), y por varias fantasías:
  • Mamá no me alimentó lo suficiente
  • Mamá me hizo compartir el amor con otros hermanos
  • Mamá me sedujo con aseos, y luego me prohíbe que me toque
  • Me dotó del genital incorrecto, no me hizo varón.
Va a buscar en el padre lo que la madre no le dio, en una ecuación simbólica: pene-bebé. El padre también la decepciona, porque no le va a dar un hijo.
Con la resolución del CE, las elecciones objetales son regresivamente reemplazadas por identificaciones (lo que implica el deseo de parecerse a alguien: ej. el niño que imita las características del padre). Esta regresión es un progreso porque la solución  o abandono del CE implica liberación de energía que se vuelca a la adquisición de bagaje intelectual, incluso queda parte que será reinvestida sobre nuevos objetos.
Latencia (6,7,8-12 años)
Se ingresa a la Latencia, al final del Edipo, ante la realidad de la imposibilidad de la satisfacción pulsional, (externa: la ley del padre-represión, interna: inadecuación antipuberal), por formaciones reactivas (lo que antes parecía placentero, ahora produce asco, vergüenza), y, por combinación de procesos biológicos, influencias de la cultura, desarrollo del Yo y Superyó.
Pubertad-Genitalidad (12 años hasta adultez)
En la pubertad, se da una reviviscencia pulsional masiva è se  re-sobreactivan las pulsiones agresivas y de la libido. Las tendencias infantiles reaparecen con fuerza. Se intensificación la pulsiones edípicas. La pubertad es la última oportunidad del adolescente para resolver espontáneamente el conflicto edípico.
Se presenta una crisis narcisística y de identificación: dudas angustiantes sobre la autenticidad de sí mismo, del cuerpo, del sexo. El varón continúa atribuyendo poder narcisístico al pene. En la niña se da un cambio de dirección, con tendencia a transferir el interés sobre los órganos genitales al cuerpo entero: belleza, peso, vestimenta.
La masturbación, es la única salida posible de las necesidades sexuales, necesidad Imperiosa, pero reprobada, originando sentimientos de culpa. El joven se aisla y se comporta como un extraño con su familia: rebelión contra la autoridad. Se da una gradual separación de los padres y conexión con otros adultos y pares que se transforman en nuevas influencias intelectuales, sociales, etc. Esto lleva aparejada una modificación incipiente de la imagen de los padres, cuestionamiento y abandono de la creencia en su omnipotencia, y nuevos procesos identificatorios.
 

A manera de conclusiones: 

  • El niño tiene una vida sexual de índole parcial, persigue la ganancia de placer como meta autónoma, pero no tiene la meta de la reproducción. La ruptura y el punto de viraje en el desarrollo de la vida sexual se halla en su subordinación a los propósitos de la reproducción.
  • Freud considera al Complejo de Edipo como el nódulo de la Neurosis, porque implica el atravesamiento y el desligamiento de vínculos y expectativas.
  • Superar las tendencias edípicas representa una condición preliminar para el acceso a la sexualidad adulta normal, mientras que quedar fijado inconscientemente a ellas, es la piedra angular de la Neurosis (cuando fijaciones arcaicas fuertemente investidas, al padre y/o madre, se reproducen sobre otro hombre o mujer, aparece la neurosis).
  • El padre separa la fusión del niño con la madre.
  • La castración es un operador muy importante porque resignifica las pérdidas del pene (varón) o del amor del objeto (mujer), y específicamente porque introduce los cortes necesarios que tiene que hacer cada sujeto para advenir a su posicionamiento sexual. Si hay excesivo apego a los objetos primarios (padres), no se produce el corte necesario para elegir algún objeto  fuera de los objetos edípicos.
  • La gran labor del ser humano es desligarse de sus objetos primarios, dejar de ser un niño, abandonar la satisfacción autoerótica y elegir un objeto heterosexual y exogámico, convertirse en miembro de la sociedad.  

Qué le diría finalmente a Mabel?
  • Disfrutemos del proceso de desarrollo de nuestros hijos. Si presentan alguna curiosidad que nos parece extraña, o algún retroceso en su accionar, permitámonos no angustiarnos tanto. El camino del desarrollo está lleno de avances y retrocesos, de descubrimientos y desengaños.
  • Abracemos, besemos  y acariciemos a nuestros hijos, gran alimento afectivo para ellos, siempre con el respeto que corresponde, y con la conciencia de que “somos seres sexuales”.

A manera de resumen:


Como hemos apreciado, la sexualidad infantil va transformándose hasta quedar subordinada a la genitalidad. Cada zona erógena constituye una etapa. La libido se organiza de manera diferenciada en relación  con las diferentes  zonas erógenas según las edades.  En el siguiente cuadro podemos apreciar un resumen de las características de las tres primeras fases del desarrollo libidinal. Las dos primeras, oral y anal, se centran en el autoerotismo. 

* Fijación: Pensamiento, deseo o comportamiento asociado a placer o dolor que sigue siendo emocionalmente significativo para una persona. La fijación perturba el desarrollo. Se da por exceso de placer (seguridad de la gratificación) o por déficit (necesidad de conseguir lo que no me dieron). Cuando hay fijación, puede haber estancamiento en alguna fase del desarrollo libidinal.

Bibliografía
Freud, Sigmund, “Tres ensayos de teoría sexual”, 1901-1905.
Freud, Sigmund, “Conferencias de introducción al psicoanálisis”, 1916.
--------------------   Conferencia 20, “La vida sexual de los seres humanos”
--------------------   Conferencia 21, “Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales”
--------------------   Conferencia 22, “Perspectivas sobre el desarrollo y la regresión”
Bergeret, Jean, Manual de Psicología Patológica, “Estadios Pre-Genitales” y “Estadios Genitales”, 1975.
Urribarri Rodolfo, Los adolescentes hoy, “Descorriendo el velo. Sobre el trabajo de latencia”, 1999
Trabajo presentado en el curso Metapsicología I, dictado por la psicoanalista Liliana Granel, en la formación de Psicoterapia Psicoanalítica, CPPL, 2010.
“Concepción del Psiquismo”, curso dictado por la psicoanalista Graciela Cardó, en la formación de Psicoterapia Psicoanalítica, CPPL, 2011.



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