domingo, 14 de septiembre de 2014

Lacan y el nombre del padre


Me llamó la atención la cantidad de autores lacanianos argentinos en las librerías Paidós y El Ateneo de Buenos Aires. A mí me gusta mucho la parte de su teoría que habla del “nombre del padre”, en la que propugna la importancia de la existencia de “un otro” en la estrecha e intensa relación madre-hijo, relación psíquica y física, que establecemos con nuestras madres desde el inicio de nuestras vidas. Lacan propone aceptar que en la mente y en la vida de la madre hay otro y otros: su pareja, su trabajo, sus intereses, y por tanto no somos todo para ella, no la completamos. Asimismo, las madres “no poseen a los hijos”, no son de su propiedad, y así como el padre interdicta en esta diada madre-hijo, el padre también está atravesado por interdicciones. En suma, somos seres sujetos a leyes, leyes de otros, como los de la sociedad y la cultura.
En este escrito quiero referirme a los conceptos de la teoría del psicoanalista francés Jacques Lacan, que han resonado y resuenan más en mí, que me hacen mucho sentido en la comprensión de las relaciones entre los seres humanos en general, y sobre todo en la comprensión de la clínica.

Estos conceptos son: falo, goce, completud/incompletud, Complejo de Edipo, castración, nombre del padre. Asimismo, los ilustraré comentando el caso Nimrod, paciente del psicoanalista argentino Daniel Schoffer, cuya obra “La función paterna en la clínica freudiana”, es uno de los textos que estoy tomando como base.

Qué es el Falo?


El concepto de Falo hace referencia a que quien lo posee está en una posición mejor respecto a quien no lo tiene. A través de este símbolo, se ordena y reparte los papeles de la escena vital. Quién lo tiene? A quién le falta?  Quién quisiera serlo? Padre, madre e hijo.
Los roles están definidos en relación a la posesión o carencia del falo, lugar que le corresponde a cada quién en la estructura.
El falo no es el pene. El falo es un símbolo, su valor está dado por lo que representa. El falo cobra preponderancia en la fase fálica de la sexualidad infantil, que está regida según la presencia o ausencia del pene: el pene tiene pregnancia, táctil y visual, se impone a la percepción como presente o ausente, es un órgano cuyo tocamiento suscita intenso placer, por lo que el niño le confiere alta carga libidinal, y le sería un horror perderlo. El falo es aquello que se quiere tener (mujer), y no se quiere perder (varón).
Para Lacan, el falo es el significante del deseo, lo que nombra al deseo. Se  desea lo que no se tiene,  está fundado en la carencia.
El Complejo de Edipo, consiste en una dialéctica en la que las principales alternativas son: ser o no ser el falo, tenerlo o no tenerlo, independientemente del sexo del niño, y presenta tres tiempos, centrados en el lugar que ocupa el falo en el deseo de los tres protagonistas. Para Lacan es como si el niño(a) estuviera ante una alternativa: o la madre o el padre. La madre sería la condenación a la dependencia de la demanda, el padre es el acceso al deseo, y por tanto se puede decir que es una especie de salvación, origen y representante de la cultura y de la ley, porque detenta el falo que puede dar o negar.

Los 3 tiempos del Complejo de Edipo

Lacan propuso una lectura estructural del Complejo de Edipo, que hace hincapié en la relación entre el deseo y la ley, en el sentido de que toda sexualidad “natural” es incestuosa, y que en el ser humano está interdicta por el padre.

Tiempo I: Identificación con el deseo de la madre





Se da la relación madre-falo-niño. El niño se ubica (y es ubicado), con todo su cuerpo, como el falo que completa, asumiendo una posición pasiva, ya que se identifica con el deseo de su madre, no con su propio deseo. El niño se encuentra en una relación especular con la madre que lo sujeta de tal manera, que para poder satisfacer sus deseos, debe satisfacer el deseo de ella: ser el falo que la completa.

Para poder constituirse como sujeto, el niño debe salir de esta célula narcisista que lo condena a  quedar atrapado con su libido narcisística hipotecada por la madre, y sin poder disponer de esta libido para investir otros objetos. Se impone la presencia de una instancia interventora, el padre.

Tiempo II: Intervención del Padre (con anuencia de la madre)


Interviene el padre, aparece el Otro del otro, con su ley.
Priva al niño del objeto de su deseo (incesto), y a la madre del objeto fálico (reintegración de su producto). El padre establece que él tiene aquello que satisface a la madre, la falta queda representada por lo que el padre tiene: pene.
Tiene función de corte que protege al niño de quedar atrapado en la posición narcisista de “creerse el falo de la madre”, un objeto de fabricación materna, que lo puede condenar al goce de la fusión/confusión imaginaria. Esta irrupción del padre, introduce el concepto de castración.
Reubica el deseo de la madre. Dicta el NO. Se anuncia como aquél, que sin ser el falo, es portador de aquello que la madre desea. El padre promueve que la madre recupere su condición de mujer, y que asuma su “castración”, que nadie va a llenar lo que a ella le falta (añoranzas de completud). 

La madre se hace cargo del cumplimiento de la ley, otorga autoridad al padre, facilita su ingreso a la diada madre-niño. 

El niño, por temor a la castración, resigna a ser “el todo para la madre”, o sujeto de amor del padre.
 

Tiempo III: Identificación con el Padre, aceptación de la Ley


De padre negador (NO al niño, NO a la madre), pasa a ser un padre dador. El padre le hace una promesa al niño, “con esta persona no, con todas la demás sí”. El padre se convierte en el centro del drama edípico, no el padre biológico ni imaginario, sino el padre nombrado como padre, el padre como significante, que al establecer lo que está prohibido y permitido, ordena simbólicamente el mundo libidinal del niño.
Sólo a través de asumir la castración, será posible que el niño aspire, en un futuro, a “tener el falo”, o a trasmitir la ley. El padre es portador de un nombre que a su vez le fue dado por otro hombre, su propio padre. El niño renuncia a su condición de ser el falo, para ingresar a lo que permitirá “tener”. El varón se identifica con su padre, y la niña (asume el no tener) con su madre.
La aceptación de la Ley del padre produce una primera sustitución metafórica: se reemplaza el significante falo por el “nombre del padre”.  Poseer el falo es reemplazado por poseer el nombre del padre, ya que esta posesión identifica la posición del propio padre en la estructura.  

Lo que se impone es la castración. Nos aliena en la estructura del lenguaje y la cultura. El Otro al dictar las leyes del lenguaje que nos estructura, y de las relaciones de parentesco que establecemos, dicta también las normas a las que se subordinarán nuestros deseos.

Las distintas maneras en que el individuo se inscribe en esta ley de la prohibición del incesto, así como los distintos mecanismos con los que se defiende de la inscripción interdictora, son determinantes del modo en que cada sujeto articula y diferencia el mundo de la fantasía, del mundo de la realidad. 


Qué significa aceptar la Castración?

No se refiere a un corte del cuerpo, en absoluto, se refiere a aceptar al hecho de que el ser humano, está marcado por la imposibilidad del goce absoluto.
La castración se hace efectiva cuando el sujeto se da cuenta de que el deseo materno se orienta a otra parte, hacia un otro, un Nombre del Padre, que permite situar el misterio del falo.
Aceptar que uno no es completo, que no se podrá jamás tener pene si se es mujer, y que la angustia de castración estará siempre presente, si se es hombre.
Jose Milmaniene se refiere a ese deseo de completud en dos frentes: bisexualidad e inmortalidad. “Se vive en un cuerpo sexual y se soporta condición perecedera: fuente de toda protesta neurótica. Por eso el neurótico enferma, dado que no puede asumir una condición existencial marcada por la implacabilidad de una elección forzada: para soportar la vida se debe aceptar que no se es el Falo, ni se lo tiene”. “La mujer tiene angustia por no tener su falo imaginario faltante. El hombre tiene angustia de sus aspectos pasivos homosexuales mal elaborados, desea superar su pasividad”.
La sexualidad significa diferencia, y aunque ésta puede ser amenazante, la castración nos da la posibilidad de aceptar la diferencia, asumir el ser hombre o ser mujer.
Asumir la castración es modificar la actitud existencial frente a ella, merced al saber sobre la falta, y no negarla, desmentirla o repudiarla. De lo que se trata, es de no intentar eludirla con las estrategias neuróticas, perversas o psicóticas, sino dejarse atravesar por la castración entendida como un saber fragmentario sobre la falta de toda completud.
Si el sujeto logra trocar en metáfora creativa su envidia de pene o su angustia de castración, hasta el extremo mismo de aceptar un núcleo opaco e irreductible de la metaforización, podrá entonces ecuacionar la carencia fálica con los hijos, con la poética del amor, o con la creación de alguna obra.

Comentarios caso Nimrod

Nimrod está pegado a su madre, y a cualquier otro objeto que lo representa: Isabel (esposa), María (amante) o el analista, tal como se da en el primer tiempo del Edipo, es el falo que completa a la madre. Es el callo del pie de la madre.
Nimrod queda atrapado en el deseo materno:
  • Renuncia a la oferta de ir a trabajar en el extranjero con el hermano, y se convierte en ingeniero de caminos, carrera que no le interesaba.
  • Se casa con Isabel, mujer que escoge su madre, y que tiene características similares a ella
  • En la transferencia, tiene dependencia con el analista, se aprecia cuando pide aumento de sesiones semanales, lo que denota el deseo de fusionarse con él, ofreciéndose como el falo que lo completa. 

Ha habido una falla en la función paterna del padre:
  • No ha logrado la interdicción que separa al niño de su madre, por el contrario, su prohibición ha sido “no dejar sola a su madre”, por ende le ha cortado la vía exogámica.
  • La palabra del padre aparece como atributo engañoso de la paternidad. 
  • Ha habido deficiente identificación con el padre, quien también tiene dificultad en elección de objeto sexual (padre deseaba a otras mujeres y no a la madre)

Nimrod siente angustia de castración:
  • si se separa de la madre, porque queda sometido al padre terrorífico y amenazante de su mente
  • frente al padre rival, en la realización imaginaria del deseo incestuoso con la madre, al tocar sus piernas.

A manera de conclusiones:

La madre remite al padre en la medida en que hay para ella un resto de deseo que no se agota en el deseo del hijo.  Deseo de la madre que frustra al niño, en la medida que lo obliga a abandonar la posición imaginaria en la que se vive a sí mismo como el falo-cuerpo que completa a la madre.
Esta operación se hace posible porque el deseo de la madre dice que hay un otro, que proporciona otro goce que el niño no le puede dar.
La función paterna, que consiste en la remisión que la madre hace del niño al padre, y la interdicción del incesto y del parricidio por parte de éste, filian al niño, simbolizándolo como hijo de una pareja y protegiéndolo de la posición imaginaria de ser creado para sustraer a otro de la falta constituyente, es decir, de la desmentida materna de la castración.
Para que esta palabra paterna, que es “don” y nombramiento tenga valor de ley, tiene que estar significada por el otro materno.
Sólo si la madre da al padre el niño, sólo si la madre lo designa como aquél que cuenta para ella, como amado y deseado, habrá eficacia de la función paterna; porque sólo a través del deseo de la madre el niño es referido al nombre del padre, que en tanto interdictor y donador, implica renuncia pulsional incestuosa y al mismo tiempo acceso al mundo de la cultura.

Bibliografía
Nasio, Juan David, “Enseñanza de 7 conceptos cruciales del psicoanálisis”, 1988
Bleichmar, Norberto,  El Psicoanálisis después de Freud, “Lacan. Teoría del sujeto entre el otro y el gran otro”, 1989
Milmaniene, José, “La Castración”, www.imagoagenda.com/articulo.asp?idarticulo=854
Schoffer, Daniel, “La función paterna en la clínica freudiana”, 2008
Curso “Lacan”, dictado por la psicoanalista Dunia Samamé, en la formación de Psicoterapia Psicoanalítica, CPPL, 2013.














domingo, 16 de marzo de 2014

Concepción del Psiquismo...desde la obra de Melanie Klein



Sigmund Freud estudió el funcionamiento del psiquismo en la clínica, se centró más en el estudio de la mente, que en la conducta, la cual vendría a ser una expresión de lo que ocurre "adentro".  Le interesa descubrir las causas de los comportamientos, las motivaciones que impulsan a obrar de determinadas maneras. El psicoanálisis se centra en los procesos inconscientes de la Psique, en lo más interior y profundo, lo más inaccesible. Pretende el desarrollo personal y propio, el cambio subjetivo y cualitativo, no fija objetivos concretos a alcanzar, lo que sí hace lo Conductual, que se centra en lo más externo, lo directamente observable y medible, en la acción misma.
A lo largo de su investigación, Freud planteó dos teorías del psiquismo: la Primera y la Segunda Tópica. La Primera Tópica es una teoría topográfica, nos habla de tres ámbitos o zonas del psiquismo: el Inconsciente, el Pre-consciente y el Consciente.  Después, en 1920, planteó la Segunda Tópica, como una teoría estructural del psiquismo, que distingue tres instancias o tres estructuras en la personalidad humana: Ello, Yo y Superyó. Trataré ambas tópicas más adelante.

En este escrito me referiré al trabajo de Melanie Klein, psicoanalista austriaca, creadora de una teoría del funcionamiento psíquico. Hizo importantes contribuciones sobre el desarrollo infantil desde la teoría psicoanalítica y fundó la escuela inglesa de psicoanálisis.

1.   Cómo se concibe al Psiquismo desde Melanie Klein?
Para Melanie Klein, la vida psíquica se basa en el desarrollo de un  YO temprano, en la existencia de relaciones de objeto tempranas, en la influencia de la angustia, como motor psíquico a partir del nacimiento, en la postulación de dos etapas fundamentales en la evolución mental y emocional del niño, en la existencia de una pulsión de vida y una pulsión de muerte.
Concibe a la mente como un espacio, un continente, en cuyo centro habitacional mora un sujeto, el YO, y en cuyo interior, ese mismo YO inconscientemente, por procesos de proyección e introyección, ubica objetos y constelaciones de objetos con los que sostiene diferentes tipos de vínculos, y que a su vez están en interrelación con los objetos del mundo externo.

 2.   Qué son las Posiciones?
Son etapas en la evolución mental y emocional del niño:

  • Posición Esquizo-Paranoide: desde el nacimiento hacia la mitad del primer año de vida
  • Posición Depresiva: desde los 6 meses en adelante.
Posición implica una configuración específica de relaciones objetales, ansiedades y defensa, persistente a lo largo de la vida, estando en la posición depresiva podemos regresionar a la posición esquizo-paranoide, es decir, podemos oscilar entre ambas posiciones en todos los momentos de nuestra vida.
La posición se define según la ansiedad específica que sufre el YO (persecutoria o depresiva), y ésta surge del tipo de relación fantaseada que ese YO mantiene con sus objetos en cada momento particular.

3.   Qué es la Fantasía Inconsciente?
Es la expresión mental de los instintos y conlleva una acción específica en el inconsciente. Interviene un sujeto, un objeto y una acción intencional recíproca. (causalidad circular)

En la teoría de Klein, el instinto es calificado por la especificidad de la acción deseada o temida, según la zona erógena activada y el impulso predominante; se inscribe como una acción específica como: succionar, morder, defecar, inundar, envenenar, desgarrar, quemar. El objeto de esa acción no es el objeto del instinto: es el objeto al cual el YO desea hacerle la acción específica, el objeto al cual se le desea hacer algo o del que se teme que nos haga algo (retaliación). Se crea en la fantasía un universo de objetos y se los involucra en una red de intencionalidades recíprocas, esos objetos de amor y de odio son objetos del YO y no de la pulsión. 

Los instintos kleinianos incitan a amar u odiar a los objetos a quienes se atribuye la intención de provocar efectos placenteros o displacenteros, a diferencia de las pulsiones freudianas que buscan el placer y huyen del displacer. Se incide así en la relación con el objeto, más que en la descarga.
La Fantasía Inconsciente influye y altera constantemente la percepción o la interpretación de la realidad, la realidad también ejerce su impacto sobre la Fantasía Inconsciente, se la experiencia e incorpora, y ejerce fuerte influencia sobre la Fantasía Inconsciente misma.





















Una mala experiencia real se hace mucho más importante, y este funcionamiento se da en toda la vida,  cuando el bebé ha tenido intensas fantasías coléricas en las que atacaba el pecho, ya que dicha experiencia le confirma, no sólo la sensación de que el mundo exterior es malo, sino también su sensación de que él mismo es malo, y su creencia, en la omnipotencia de sus fantasías malevolentes.
Las experiencias buenas, tienden a disminuir la ira, a modificar las experiencias persecutorias y a estimular el amor y la gratitud del bebé, y su creencia en el objeto bueno.

4.   Cómo es la Posición Esquizo-Paranoide?

Se caracteriza porque el bebé tiene la fantasía de que sus objetos originarios son extraordinariamente buenos, cuando se siente gratificado, o extremadamente malos, cuando se siente frustrado.
Ama a los objetos buenos o idealizados, y odia y fantasea ataques orales, anales, uretrales, sádicos en general, a los objetos malos o persecutorios.
En esta etapa los objetos son parciales: pecho, pene, vientre.



Está fundamentalmente centrado en el peligro para el YO, a diferencia de la Posición Depresiva, en la que la preocupación se centra en el daño hacia el objeto.
Desde el nacimiento, el YO lidia con el instinto de vida, instinto de muerte y realidad externa. Cuando el instinto de muerte produce demasiada ansiedad, el YO se escinde :

  • Una parte es deflexionada (puesta afuera) y proyectada en el pecho materno (objeto persecutorio)
  • Otra parte queda en el YO y se convierte en agresión.
De manera similar ocurre con el instinto de vida o libido:

  • Una parte es proyectada en el pecho materno (objeto ideal)
  • Otra parte queda para establecer una relación libidinal con el objeto ideal.
En esta etapa, el YO tiene relación con dos objetos: el pecho ideal y el pecho persecutorio. La fantasía del objeto ideal se fusiona con experiencias gratificadores de ser amado y amamantado por la madre externa real, que a su vez confirman dicha fantasía. De manera similar, la fantasía de persecución, se fusiona con experiencias reales de privación y dolor, atribuidas por el bebé a los objetos persecutorios.
Contra la abrumadora ansiedad de ser aniquilado el YO desarrolla mecanismos de defensa primitivos:





































5.   Y los Mecanismos de Defensa, tienen aspectos positivos?

Los mecanismos de defensa también son mecanismos de funcionamiento mental, no sólo protegen al YO de ansiedades inmediatas y abrumadoras, también son manifestaciones de etapas progresivas del desarrollo. La escisión permite al YO emerger del caos y ordenar sus experiencias. Este ordenamiento de la experiencia que acompaña al proceso de escindir al objeto en uno bueno y otro malo,  sirve para ordenar el universo de las impresiones emocionales y sensoriales del niño y es una condición previa para la integración posterior. Es la base de lo que será después la capacidad de discriminar, cuyo origen es la temprana diferenciación entre lo bueno y lo malo. Hay otros aspectos de la escisión que persisten en la madurez, y son muy importantes: ej. capacidad para prestar atención vs. distracción. 

La escisión es también la base de la Represión. Si la escisión temprana ha sido excesiva y rígida, la represión posterior será la excesiva rigidez neurótica. Con la escisión se relacionan la ansiedad persecutoria y la idealización. Ambas distorsionan el juicio, si se conservan intactas en la vida adulta. La primera sirve para poder reconocer, evaluar y reaccionar ante peligros externos. La creencia en la bondad de los objetos y de uno mismo se basa en la idealización, precursora de buenas relaciones objetales. La relación con un objeto bueno contiene cierto grado de idealización (base para enamorarse).
La Identificación Proyectiva también tiene aspectos valiosos. Es la  forma más temprana de empatía y la capacidad para “ponerse en el lugar del otro”, se basa tanto en la identificación proyectiva como introyectiva. En la Identificación Proyectiva se basa también la primera clase de formación de símbolos. Al proyectar partes de sí en el objeto, e identificar partes del objeto como partes del YO, el YO forma sus primeros y más primitivos símbolos.

6.       Cómo salimos de la Posición Esquizo-Paranoide?

Condición previa: experiencias buenas sean registradas como buenas y predominen sobre las malas. Para Melanie Klein, lo central es cómo vivimos las experiencias, esto depende de mecanismos inconscientes internos : prima el mundo interno.
El YO llega a creer que el objeto ideal prevalece sobre los objetos persecutorios, y que su propio instinto de vida predomina sobre su propio instinto de muerte. El YO se identifica repetidamente con el objeto ideal, adquiriendo mayor fuerza y capacidad para enfrentarse con ansiedades sin recurrir a violentos mecanismos de defensa. Disminuye el miedo a los perseguidores y disminuye la escisión entre objetos persecutorios e ideales.  

A medida que el YO se siente más fuerte y con mayor afluencia de libido, disminuye la escisión dentro del YO, disminuye la necesidad de proyectar, y el YO puede tolerar mejor su propia agresión y sentirla como parte de sí. El YO se prepara para integrar sus objetos, para integrarse él mismo, y por la disminución de mecanismos proyectivos, distingue mejor entre lo que es YO y lo que es objeto.

7.       Cómo es la Posición Depresiva?

En la mitad del primer año de vida, se produce la síntesis del objeto y la integración del YO. El bebé integra a los objetos como totales: percibe a la madre como una persona total y real, y así sintetiza los aspectos disociados de los objetos primitivos. Ahora siente que ama y odia al mismo tiempo el mismo objeto, hay ambivalencia, y la ansiedad predominante es la depresiva:


Lo central es el miedo a perder sus objetos, aparece la culpa depresiva y los impulsos a reparar, ese objeto bueno, atacado y en peligro en sus fantasías. Esto se da así:
Cuando el bebé siente que su YO es fuerte y poseedor de un objeto ideal fuerte, sus propios impulsos malos le asustan menos, y se vemos impelido a proyectarlos afuera, disminuye entonces el poder atribuido al objeto malo, mientras que el YO se fortifica, pues la proyección empobrece menos. 

El bebé tolera mejor el instinto de muerte dentro de sí y decrecen sus temores paranoides: disminuyen la escisión y la proyección, y predomina el impulso a la integración del YO y del objeto, deviene en poder aceptarnos como buenos y malos.
Reconocer a la madre como persona total, significa también reconocerla como individuo con una vida propia y con sus propias relaciones con otras personas. El bebé descubre cuan desamparado está, cómo depende totalmente de ella, y cuántos celos le provocan los demás. Ese cambio en la percepción del objeto se acompaña de un cambio fundamental en el YO, a medida que la madre se convierte en objeto total, el YO del bebé se convierte en un YO total.
En la Posición Depresiva se intensifica los procesos de introyección, en parte por la disminución de los mecanismos proyectivos, y en parte a que el bebé descubre cuanto depende de su objeto, a quien ve ahora como persona independiente que puede alejarse de él. 

El bebé bien integrado - integra objetos, pulsiones, temporalidad, por ende a sí mismo-, que puede evocar y conservar su amor por el objeto bueno, incluso mientras lo odia, está expuesto a nuevos sentimientos: duelo, nostalgia por el objeto bueno al que siente perdido y destruido, y la culpa, por perder a su objeto bueno por su propia destructividad.



Al integrarse más su YO, el bebé descubre su propia realidad psíquica. Advierte su propia existencia y la de sus objetos como seres distintos y separados de él. Advierte sus propios impulsos y fantasías, y distingue entre fantasía y realidad externa. Con la progresiva elaboración de la Posición Depresiva  cambia totalmente la relación con los objetos: el bebé adquiere la capacidad de amar y respetar a las personas como seres separados, diferenciados. Reconoce como propios sus impulsos, se responsabiliza por ellos y tolera la culpa. La capacidad recién adquirida de sentir preocupación por sus objetos lo estimula a aprender gradualmente a controlar sus impulsos.
Con la Posición Depresiva se entra en un mundo simbólico, gracias a la capacidad del niño de reconocer la ausencia del objeto. El vínculo con el objeto ausente se sostiene a través de los objetos internos y sus sustitutos simbólicos en el mundo externo. La creación de símbolos se convierte en una capacidad reparatoria y sublimatoria, y en una capacidad objetivante, ya que la sustitución simbólica es la que permite ir dando relieve y valor a los objetos del mundo externo.
A medida que el bebé pasa por repetidas experiencias de duelo y reparación, de pérdida y recuperación, su YO se enriquece con los objetos que ha debido recrear en su interior, y que ahora se hacen parte de él. Aumenta su confianza en su propia capacidad de conservar o recuperar objetos buenos y su creencia en su propio amor y posibilidades.
La Posición Depresiva nunca se elabora completamente. Siempre tenemos ansiedades relacionadas con la ambivalencia y la culpa, y situaciones de pérdida que reavivan experiencias depresivas. Los objetos externos buenos de la vida adulta simbolizan y contienen aspectos del primer objeto bueno, interno y externo, de modo que cualquier pérdida de la vida posterior, reaviva la ansiedad de perder el objeto interno bueno y con ella todas las ansiedades sentidas originalmente durante la Posición Depresiva.  Si durante ésta, el bebé ha podido establecer un objeto interno bueno suficientemente afianzado, las situaciones posteriores de ansiedad depresiva no le conducirán a la enfermedad, sino a una elaboración fructífera, cuyas consecuencias son mayor enriquecimiento y creatividad.
En la vida, siempre queda un funcionamiento propio de la posición esquizo-paranoide y de la posición depresiva. En el funcionamiento psíquico, de acuerdo al desarrollo personal, tiende a predominar uno de ellos.

Bibliografía
Segal, Hanna,  “Introduccion a la obra de Melanie Klein”, 1984.
Del Valle Echegaray, Elsa Margarita,  “Divergencias en la Unidad, una introducción a los desarrollo psicoanalíticos después de Freud ”, 1997.
“Aportes de Melanie Klein al enfoque freudiano” ,www.eljuegoinfantil.com/psicologia/evolutiva,  
"Algunas aportaciones del psicoanálisis a la educación de nuestros hijos y alumnos: una aproximación al psicoanálisis desde un psicólogo cognitivo-conductual", José Ángel López, www.cop.es/colegiados/T-00921/psicoanalisis-coco.pdf‎
"Entendimiento de la Concepción del Psiquismo desde la obra de Melanie Klein", adaptación del trabajo presentado en el  curso de Concepción de Psiquismo, 2° año, dictado por la profesora Graciela Cardó, en la formación de Psicoterapia Psicoanalítica, CPPL, 2011.